Los síntomas incluyen dolor, enrojecimiento, tirantez y picor, por ello es necesario calmar la piel frágil, eligiendo productos hidratantes, adecuados para tu piel sensible.
La contaminación, las condiciones climáticas y el estrés son capaces de alterar la actividad celular de la piel, por lo que se vuelve difícil retener la humedad en la superficie y regenerar sus células para mantener su equilibrio natural. La piel se acaba deshidratando y se vuelve más sensible, lo que hace sentir incomodidad y la consiguiente pérdida de brillo. El principal objetivo será hidratar la pielsensible, tratando de reconstruir sus propias defensas.
Para reconocer una piel deshidratada, los signos evidentes son sensación de ardor y tirantez, con descamación; además le afectan agentes externos, como el sol y el frío y no se recupera fácilmente, tiene dificultad en la cicatrización. Causa picor y tiene tendencia a la aparición de líneas, por lo que se hace indispensanle la aplicación de una crema hidratante para pieles sensibles.
Es muy importante el agua para la piel, por lo que es importante lavarse varias veces la cara al día y aplicar la alternancia de agua fría y agua caliente, que ayuda a estimular la circulación sanguínea de la piel, hidrata y detiene el proceso de envejecimiento, tanto interna, como externamente.
Las infusiones de hierbas, el agua y las bebidas de aloe-vera, hidratan y regeneran la piel, teniendo en cuenta que hay que evitar la cafeína, el alcohol y el tabaco. Son adecuadas los acites o serum con germen de trigo, ricas en vitamina E, que ayudan a nutrir la piel, reponiendo los líquidos perdidos y aportando agentes antienvejecimiento.
Fuente Imagen ThinkStock.
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