Nuestra piel es el órgano externo que recubre nuestro cuerpo. Es la capa que se encuentra en contacto con todo lo que nos rodea y las condiciones del medio ambiente, que muchas veces son adversas. Por eso, debemos cuidarla diariamente, así evitaremos que se enferme o que su estado se vea deteriorado.
Durante el verano, la piel se encuentra más expuesta a los cambios de temperatura y de estado, pero durante el otoño es importante atender a los siguientes consejos.
El frío se encarga de resecar nuestra piel y pueden aparecer manchas, sarpullidos y reacciones alérgicas. Si bien el sol se encuentra presente durante todo el año, durante el invierno la intensidad es mucho menor.
Además del cuidado externo es imprescindible ingerir algunos alimentos ricos en vitaminas como la levadura de cerveza o el germen de trigo que nos ayudarán a tener la piel en mejores condiciones. La vitamina C nos permite mantenerla más flexible y evitar los ataques del exterior. Así podremos minimizar los efectos que causan los cambios de estación.
Es importante que lleves adelante el siguiente plan de cuidados:
1) Exfoliar No te olvides de renovar la piel que estuvo deteriorada por el efecto del sol. A partir de los 25 años de edad es aconsejable hacerlo con ácidos que te recetará tu dermatóloga. Los ácidos trabajan en las capas inferiores de la piel haciendo una renovación más profunda y atenuando las arrugas que se ven en la superficie cutánea.
2) Cuidar Existen algunas áreas de nuestro rostro a las cuales debemos prestarle más atención, por ejemplo, en los contornos de los ojos. Esta última es una región muy frágil donde la piel es fina y suelen aparecer las primeras arrugas. Siempre usa cremas con altos contenido de vitamina A y cremas antiedad que contengan retinol.
3) Renovar Puedes usar dos tipos de cremas para tratar la piel. Una humectante de día y otra activa para la noche.
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