

El truco con el maquillaje consiste en tener suficiente vitalidad en el color, para que la tez quede iluminada, pero sin dominar al resto del maquillaje.
Es importante elegir un rubor que se adapte a tu tono de piel:
- Si tu piel tiene matices que quieres resaltar, elige colores ciruelas, malvas y rosas.
- Si tu piel tiene tonos cálidos, elige colores en tonos tierra.
- Si tu piel tiene tonos neutros, elige colores como el rosa, coral, y sándalo.
- Para todos los tonos de piel, selecciona colores marrones naturales, que imitan el bronceado.
Se debe de seguir con la propia agrupación de piel, tono y color, donde se pueden combinar los tonos de rubor, que entran dentro de la familia de un solo color, lo que le da una enorme variedad de elección.
La aplicación correcta del rubor, es la clave para conseguir un aspecto natural; la mejor manera de aplicar el rubor, consiste en aplicar el colorete en la parte superior de la mejilla, siempre con suaves movimientos circulares, evitando el uso de trazos largos, ya que aportarán a la cara un ángulo más agudo, y los ángulos redondeados resultan siempre más atractivos, y una mirada más juvenil.
Si quieres dar resaltar tus pómulos con un aspecto más esculpido, es recomendable empezar con dos tonos diferentes, usando el tono de maquillaje más oscuro justo debajo del pómulo, para ayudar a crear sombra y profundidad, y mezcla con el tono más claro, fijando con polvo de color.
Aplica el tono más claro en el pómulo, y para el contorno añade una fina capa del rubor más oscuro; también puedes aplicarlo bajo la línea de la mandíbula y bajo la barbilla, para agudizar el contraste de la mirada.
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