Están indicadas en personas que poseen un cabello fino, para alargar la melena o para cubrir las zonas con poco pelo, así como en personas que han sufrido agresiones del cabello, por los tintes o rizadores, entre otros.
Las extensiones de cabellos pueden ser de cabello natural o de fibra sintética y se elige una u otra en función de la utilización. No existen grandes diferencias en lo que se refiere a manera de colocación, pero sí en cuanto al uso y mantenimiento.
Con las extensiones de cabello natural, se puede realizar cualquier tipo de trabajo, ya que su morfología es idéntica a nuestro cabello, por lo cual se podrá rizar con planchas, usar tenacillas y rulos, trabajar el cabello junto al secador de mano e, incluso, cambiarle el color al pelo. Son las adecuadas si se van a llevar de manera permanente.
Las extensiones de pelo sintético no permiten este tipo de variaciones, tan sólo se deben utilizar unas planchas especiales con regulador de temperatura o vapor, para variar un poco la forma que tienen, ya que un trato incorrecto con calor directo, podría llegar a quemarlas.
Las extensiones de pelo se pueden encontrar en mechones agrupados o tejidas en tiras y las técnicas de colocación son variadas, como trenzadas con el propio pelo, o cosidas.
Las extensiones de mechones agrupados, se pegan con silicona, se da forma con los dedos y se dejan enfriar. También se pueden colocar las tiras de pelo de forma temporal, pudiéndose quitar y poner cuando se quiera. En los extremos de las tiras se cosen unas peinetas muy pequeñas, que van sujetas al cabello, pero deben de ser retiradas cada día, para no enredar el pelo.
Fuente Imágenes ThinkStock.
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