

De la caña de azúcar se extrae el ácido glicólico, un ácido natural del tipo alfa-hidroxiácidos cuya fundamental ventaja es que actúa como un exfoliante de la piel, permitiendo que los principios activos de los cosméticos penetren más profundamente.
El ácido glicólico es muy utilizado en los tratamiento contra el acné y dependiendo de su grado de concentración lo encontraremos en productos cosméticos, en tratamientos de salones de belleza o administrado por dermatólogos. A mayor concentración, mayor y más rápida eficacia pero también mayores contraindicaciones y efectos secundarios.
Entre sus contraindicaciones destacan la mayor sensibilidad a los rayos solares por lo que hay que aumentar la fotoprotección y no exponerse al sol, sequedad en la piel y en el caso de recibir tratamiento por vía oral (administrado por el dermatólogo) hay que vigilar mucho los niveles de colesterol mediante analíticas periódicas ya que incrementa los valores.
Debido a su gran capacidad de exfoliación (aunque dependerá del grado de concentración del producto) la piel se renueva, presentando un aspecto mucho más suave, nuevo, alisado y matizado. Las pequeñas arrugas quedarán difuminadas o borradas y las manchas y marcas de acné tan difíciles y antiestéticas se eliminarán.
Si quieres comenzar un tratamiento con ácido glicólico, lo mejor es que consultes con un profesional que te asesore el mejor producto con la cantidad adecuada de concentración para tu piel, pero si nunca has usado el glicólico lo más recomendable es que comiences por un porcentaje no mayor del 8%. El grado de concentración del ácido viene especificado en el envase.
Fuente de la imagen: African fi
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